Durante el siglo XVII, el tomate fue considerado venenoso debido a su parecido con plantas tóxicas.
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- En el siglo XVII, el tomate era un fruto rodeado de desconfianza y temor. Su apariencia, similar a la de ciertas plantas de la familia de las solanáceas, muchas de las cuales eran altamente venenosas, llevó a que muchas personas creyeran que consumirlo podía ser peligroso para la salud.
Este prejuicio fue tan fuerte que durante varias décadas el tomate no se incluyó en la dieta cotidiana de los europeos y se le evitaba en la cocina.
El miedo al tomate no solo se limitaba a los hogares; incluso algunos médicos de la época desaconsejaban su consumo, y la información sobre sus propiedades nutritivas era prácticamente inexistente.
Sin embargo, a medida que avanzó la investigación botánica y culinaria, se descubrió que el tomate, cuando se consume adecuadamente, es completamente seguro y aporta múltiples beneficios, incluyendo vitaminas, minerales y antioxidantes.
Hoy, el tomate se ha convertido en un alimento esencial en la cocina mundial, presente en ensaladas, salsas y numerosos platillos tradicionales.
Esta transformación histórica refleja cómo los prejuicios y el desconocimiento científico pueden influir en la alimentación y cómo el conocimiento puede superar antiguos temores, convirtiendo un fruto antes temido en un símbolo de nutrición y sabor.


















